"No puedo hacer milagros en cinco días, pero espero estar para el US Open". Con estas palabras se despedía un alicaído Jannik Sinner, derrotado en cuartos de final del Masters 1000 ATP de Canadá en Montréal. En la edición anterior, en Toronto, había levantado el trofeo.
Un tanto mosqueado por el éxito de su rival directo Carlos Alcaraz, campeón en Roland Garros y Wimbledon, vigilante por la lesión de cadera derecha que continúa siendo una amenaza, más en la abrasiva pista dura, el número uno mundial necesitaba algún estímulo positivo antes de llegar a Nueva York, de un último Grand Slam que dará comienzo el 26 de agosto en Nueva York.
Y envió un mensaje a Alcaraz y resto de oponentes en su inicio en el Masters 1000 ATP de Cincinnati. Sinner lo pasó mal, pero enseñó una capacidad envidiable para sobrevivir en el sufrimiento, agarrarse a la eficacia en momentos cumbre.
Sinner batió al joven estadounidense Alex Michelsen, pura potencia a sus 19 años, nº 57 mundial, por 6-4 y 7-5. Durante mucho rato su saque no llegó ni al 50% de primeros dentro. Pero siempre halló alguna solución, y remontó las ocho bolas de 'break'. Una constante que minó la moral de su oponente.
Sinner había caído en su estreno en Cincinnati 2023 ante el serbio Dusan Lajovic, el día de su 22 cumpleaños. Espera tener un 23º aniversario más productivo. Es este viernes, cuando se mida posiblemente con el mejor del choque entre el argentino Sebastián Báez y el australiano Jordan Thompson.
Sinner sumó 90 puntos en su cuenta de ranking (tiene 8.860). Alcaraz restó 600 como finalista de 2023, parte desde 7.360 en su entrada en competición, el jueves ante el francés Gael Monfils o el australiano Alexei Popyrin, reciente campeón del 1000 ATP de Montréal.