A Carlos Alcaraz le dolió la derrota contra Alexander Zverev en cuartos de final del Open de Australia, no entendió dónde estaba su tenis cuando cedió con Nicolás Jarry en semifinales de Buenos Aires. En Río duró unos minutos ante Thiago Monteiro, víctima de una lesión de tobillo tras un feo resbalón.
Nada que ver con lo sufrido contra el búlgaro Grigor Dimitrov en los cuartos del Masters 1000 ATP de Miami. El reciente campeón del Masters 1000 ATP de Indian Wells, 22 años y nº 2 mundial, invicto en nueve encuentros, zarandeado por un ilustre veterano de 32 años y nº 12 mundial.
Alcaraz habló consigo mismo y con su equipo constantemente. Se desquició por instantes. Tuvo un atisbo de reacción con 1-4 en el segundo set, igualando 4-4, pero cayó 6-2 y 6-4 ante un rival inspiradísimo, brillante.
No se mordió la lengua el español explicando lo sucedido en la pista, reconociendo la tortura sufrida a manos de Dimitrov. "Creo que jugó casi perfecto, sino perfecto del todo. No podía encontrar soluciones, incomodarlo", analizó Alcaraz.
Fue más allá en las sensaciones experimentadas. "Creo que jugué un buen tenis. No perfecto pero sí bueno. Fueron muchas frustraciones, me hizo sentir como si tuviera 13 años. Fue una locura. Estaba hablando con mi equipo diciendo que no sé que tengo que hacer, cuál es su debilidad. No sabía nada. Por eso me siento ahora mismo frustrado".
Había perdido con Dimitrov en Shanghai, en octubre, "por lo que sabía que tenía que cambiar algo de aquel partido, aunque allí no jugué bien, cometí muchos errores. El problema es que no encontré soluciones contra alguien a quien daría un 10 o un 9.9. Si bien, seguro que la próxima vez saldré probando cosas diferentes. Aunque a ese nivel resulta difícil jugar contra él".
No hay tiempo para lamentaciones, "porque la temporada acaba de comenzar. Necesito unos días para verlo todo, pero no te puedes parar. Con ganas de seguir disfrutando en los entrenamientos, de que venga el próximo torneo", se despidió Alcaraz.
Próxima estación, la tierra batida europea, ya sea desde Montecarlo (7 a 14 de abril) o yendo directamente al Godó (13 a 21 de abril).