LAS PESADILLAS SOBRE SENNA QUE PERSIGUIERON AL PILOTO DEL SAFETY CAR DE IMOLA

Pero uno de los aspectos menos conocidos de lo que ocurrió el 1 de mayo de 1994 fue la sensación de impotencia que vivieron quienes se encontraban dentro del Safety Car que comandó la carrera de Fórmula 1 desde el principio.

Con un Opel Vectra de baja potencia que, en última instancia, no era lo suficientemente rápido como para correr delante de los F1, el piloto del coche de seguridad, Max Angelelli, y el ex director de carrera del Mundial, Charlie Whiting, que estaba sentado a su lado, se enfrentaron a una situación en la que nadie querría estar.

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A medida que se desarrollaban los acontecimientos, no sólo se sentían impotentes para hacer algo mientras el entonces líder de la carrera, Ayrton Senna, les instaba a acelerar el ritmo, sino que se quedarían con pensamientos desgarradores durante años. Whiting ya no está entre nosotros para relatar su experiencia de aquel día pero, en una entrevista en vídeo para la película de Max Mosley que se estrenó hace unos años, relató los recuerdos cristalinos de aquellos momentos previos al accidente del brasileño.

"Yo era el observador en el coche de seguridad", explicó Whiting, que por aquel entonces era delegado técnico de la FIA. "[Era] una de mis pequeñas obligaciones. En realidad no tenía mucho que hacer con los coches durante la carrera. Así que me subí al Safety Car. Hubo un accidente en la salida, creo que en el que se vio implicado Pedro Lamy, así que sacaron el coche de seguridad y nos fuimos".

"Senna lideraba la carrera. Y lo recuerdo como si fuera ayer. Estábamos entrando en la chicane superior y Senna se puso al lado del coche. Estaba como ahí [indicando justo a su lado], con la visera levantada y decía: 'más rápido, más rápido'. Y yo decía: 'No podemos. No podemos ir más rápido. Es imposible'. Los frenos estaban calientes, podías olerlos, y el pobre piloto estaba haciendo todo lo posible en este coche. Llegamos al final de esa vuelta y un giro después él [Senna] tuvo su accidente".

Poca potencia y sobrepeso en el Safety Car

El sobrecalentamiento de los frenos y la falta de potencia del motor eran algo que Angelelli había temido desde el momento en que llegó a Imola. Por aquel entonces, era piloto oficial de Volkswagen en la F3 alemana, tras haber ganado el título italiano dos años antes. También conocía bien las exigencias de la pista transalpina.

Sabía muy bien que los 204 caballos del Opel Vectra, que pesaba 1.350 kilos, no eran suficientes. En el nuevo libro "Senna: The truths", escrito por Franco Nugnes, Angelelli relata el terror que sintió cuando llegó a Imola y le mostraron el Safety Car.

Charlie Whiting y Sid Watkins

"Cuando me enseñaron el coche, se me heló la sangre", dijo. "No era adecuado para correr delante del pelotón de la F1. Fui a ver a Charlie Whiting, entonces delegado técnico de la FIA, y le expliqué mis dudas: que el coche no era lo suficientemente potente y, sobre todo, que no tenía un sistema de frenado adecuado para su uso en pista".

Angelelli salió con el Opel a dar algunas vueltas de entrenamiento, y su preocupación por lo que se le venía encima aumentó drásticamente. "Fue un auténtico desastre", explicó. "En las dos bajadas [en Acque Minerali y Rivazza], necesitabas un ancla para frenar. Sólo al final de la segunda vuelta, los frenos se recalentaron y el pedal se volvió esponjoso, lo que alargó las distancias de frenado. Estaba preocupado, pero vi que mi miedo no provocaba ninguna reacción".

Encontrar una alternativa al Safety Car de Imola 1994

Seriamente preocupado porque el Opel no era ni de lejos lo suficientemente bueno para ser un coche de seguridad de la F1, Angelelli fue al paddock de la Porsche Supercup para ver si tenían una máquina más adecuada que pudiera utilizar. Le dijeron que sí. "Me sentí orgulloso de mi elección y me dispuse a transferir las letras del coche de seguridad y la cámara al habitáculo del Porsche", continuó.

"Pero cuando todo estuvo listo, el sábado por la mañana, me explicaron que no podría utilizar el 911. Aún era joven y obviamente no entendía ciertas dinámicas [dentro de la F1]. Evidentemente, había acuerdos comerciales que yo desconocía".

"Para mí, simplemente, el Opel Vectra no era adecuado para ser el Safety, así que había buscado un coche más adecuado, que era el Porsche. Sin darme más explicaciones, me dijeron que desmontara todo del 911 y lo volviera a montar en el Vectra. Me di cuenta de que lo que debería haber sido divertido podía convertirse en una pesadilla".

Sin casco en el Safety Car de Imola 1994

Angelelli no tuvo más remedio que quedarse con el Opel, y fue llamado a la acción en la carrera después de que el Lotus de Pedro Lamy golpeara en la parrilla al Benetton parado de JJ Lehto. De hecho, la llamada fue tan inmediata que Angelelli no tuvo tiempo de ponerse el mono ni el casco, por lo que en las imágenes se le ve conduciendo sin protección para la cabeza.

"Todo sucedió de repente", recuerda. "No estaba preparado, en el sentido de que no me había puesto la parte superior del traje ignífugo y aún no me había puesto el casco, que estaba colocado en el asiento trasero. El accidente me cogió por sorpresa, pero fue totalmente culpa mía. Charlie Whiting recibió la orden por radio y me dijo que saliera: para entrar en la pista teníamos que pasar por el pitlane.

"Charlie mantuvo el control y dictó las órdenes con voz tranquila. Le conocía bastante bien porque era el director de carrera de Macao, donde yo había corrido varios años en la F3. Estaba sentado en el asiento derecho y no llevaba casco, porque tenía unos auriculares de radio conectados a Dirección de Carrera para llevar a cabo las instrucciones".

"Entramos en la pista y redujimos la velocidad, esperando a que llegaran los coches detrás de nosotros. Al mirar por el retrovisor, vi que se acercaba el Williams de Senna, que iba en cabeza. Cogí velocidad pero, muy consciente de las limitaciones del coche, no fui buscando el 100 por 100 de rendimiento, sobre todo porque no tenía ni idea de cuánto tendría que permanecer en pista antes de que la carrera pudiera reanudarse. Sabía que los frenos no aguantarían más de un par de vueltas, así que intenté ser conservador al frenar. Al acelerar pisé el pedal con tanta fuerza que podría haber hecho un agujero en el suelo", detalló

El Safety Car parecía parado en Imola 1994

Si Angelelli había estado preocupado por el Opel durante sus vueltas de entrenamiento, no fue nada comparado con el terror que sintió al rodar por delante de los F1, ya que la insuficiencia del coche quedó expuesta de forma dramática. "Imola no supuso un reto para el Vectra a la hora de acelerar, al menos hasta que llegamos a las dos subidas. El punto más crítico fue Acque Minerali".

"En la subida hacia la Variante Alta, el Opel se sentía como si estuviera atascado. No podía superar los 130 kilómetros por hora. Senna, que lideraba el grupo, se puso a mi lado, como hizo después varias veces, mostrándome su puño y diciéndome que fuera más rápido. Vuelvo a despertar recuerdos que esperaba haber borrado de mi memoria: Charlie y yo fuimos los últimos en mirar a Ayrton a los ojos", siguió narrando.

"El brasileño estaba furioso y tenía razón en sentirse así. Su Williams iba demasiado lento y los neumáticos habrían perdido presión y temperatura. Whiting permaneció en silencio y no me pidió que fuera más rápido. Era consciente de que el Vectra no tenía suficiente potencia y, mientras tanto, todas las luces de advertencia se habían encendido en el salpicadero".

"Frenando hacia abajo en Rivazza, tenía que ser suave, así que la velocidad era... ridícula. Después de tres vueltas, a pesar de todas mis precauciones, acabé desviándome y pasando por encima del piano, sobre la hierba y con dos ruedas en la escapatoria de grava. En ese momento me preocupé y le dije a Charlie: '¡Mira, ya no hay frenos! Puedo dar una vuelta más y luego tenemos que volver a boxes porque ya no puedo más: es peligroso. ¿Cómo quedaríamos si el Safety Car se saliera de la pista?'".

Whiting comunicó el mensaje a Dirección de Carrera, pero la orden que volvió es que el SC tenía que quedarse fuera. "Continué, pero cada vez más despacio", añadió Angelelli. "Se volvió vergonzoso. No es nada personal contra el Vectra, pero ese coche no debería haber estado delante del pelotón de la F1".

"Al final de la cuarta vuelta, finalmente nos dieron la orden de volver al pitlane para que la carrera pudiera reiniciarse. Aparqué el Opel en su box y apagué el motor, y ya no volvió a encenderse. El coche estaba muerto. Cuando, dos vueltas más tarde, se produjo el accidente de Ayrton, pararon inmediatamente la carrera con la bandera roja, de lo contrario no habríamos podido movernos".

Perseguido por la furia de Senna antes de su accidente

Las imágenes televisivas de Ayrton Senna agitando los brazos varias veces para que el coche de seguridad fuera más rápido provocaron, inevitablemente, que muchos pensaran que su lentitud fue un factor que contribuyó al posterior accidente del brasileño. Y de hecho fue un pensamiento que atormentó al propio Angelelli.

Senna, detrás del Safety Car en Imola 1994

"Te diré lo que experimenté: durante años sentí remordimientos por el accidente", confesó. "Pensé que sus neumáticos habían perdido presión y que eso había provocado que el coche golpeara los baches de Tamburello; entonces quizá se había roto algo antes de salirse de la pista. El accidente se produjo al principio de la tercera vuelta después de la reanudación, por lo tanto la séptima de la carrera, y no tenía claro si en ese momento los neumáticos podrían haber vuelto a la presión y temperatura adecuadas para garantizar un buen agarre".

"Para quitarme las dudas, después de la carrera llamé a Gianni Morbidelli, que conducía para Footwork. 'No te preocupes', me dijo. 'Hicimos Tamburello a fondo enseguida y el golpe contra el suelo no creó un gran problema en el control del coche'".

La influencia de Angelelli en los acontecimientos de aquel día se pondría más tarde en el punto de mira legal, en medio de la investigación y el proceso judicial que siguieron a la muerte del tricampeón. "Esperaba que no hubiera ninguna reacción pero, en lugar de eso, tuve que defenderme", dijo. "Fui convocado por los abogados de Williams".

"Tuve la sensación de que era un intento de desviar la atención de lo que había ocurrido hacia una manipulación del papel del Safety: que había sido demasiado lento y había provocado una pérdida de presión en los neumáticos que había hecho que el Williams se saliera de la pista. Todo lo que puedo decir es que, en una situación difícil, extraje el 100% del potencial del coche. Primero intenté mantener la frenada y luego mantener el ritmo que me permitía el vehículo", añadió.

Curar las heridas tras Imola 1994

La velocidad del coche de seguridad fue debidamente descartada como factor contribuyente al accidente de Senna, pero eso no impidió que las emociones de aquel día afectaran a Angelelli durante años. Casualmente, David Brown, ingeniero de carrera de Senna en Williams en 1994, trabajaría con Angelelli en la IMSA. A pesar de los recuerdos compartidos de los sucesos de Imola, ambos nunca hablaron de lo que ocurrió aquel día.

"Es un tema que nunca hemos tratado", confesó Angelelli. "Han pasado ya treinta años. Puede que no recuerde todos los detalles de aquel día maldito, pero recuerdo las profundas emociones y las cicatrices que me dejó. Ver al mejor piloto de la historia ponerse a mi lado y cerrar el puño para decirme que fuera más rápido me hizo sentir diminuto. Quería desaparecer, no haber nacido nunca".

"Para mí fue terrible: parecía que me estaba hablando desde la cabina del Williams, por tan claro era el mensaje que me estaba enviando. Salí del circuito sintiéndome casi culpable. Fue terrible. Las palabras de Morbidelli me reconfortaron, pero no tranquilizaron mi conciencia. Pero después de tres décadas, las profundas heridas del alma han cicatrizado lentamente", finalizó.

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