LA PILOTO CHRISTINE GZ Y EL COCHE AMARILLO CHILLóN CON PEGATINAS QUE CAMBIó SU VIDA

El año 2024 quedará para siempre marcado en la vida de Christine GZ. La piloto logró completar el pasado mes de enero su primer Dakar con el equipo TC Racing del portero del Real Madrid Thibaut Courtois, con el que representó a su amada isla de Tenerife. “El proyecto surgió de una manera muy natural. Es un tipo muy majo y muy normal. A él le encanta el motor pero yo no entiendo nada de fútbol”, cuenta entre risas. “Fue un sueño hecho realidad poder acabar el Dakar, aunque resultó mil veces más duro de lo que me esperaba. Todos los días piensas que quieres volver a casa, que quieres dejarlo todo. Carlos Sainz padre me dijo que había sido uno de los más duros”. La joven conoció a la leyenda madrileña en las competiciones de Extreme E y asegura que “al principio parece serio, pero acabamos teniendo una muy buena relación. Para mí es muy importante porque es un ídolo y acostumbro a pedirle consejos”.

Christine nació en Pondicherry (India), donde sus padres, de origen italiano, se encontraban viviendo por motivos laborales. Allí vivió una infancia atípica, de la que recuerda “ir al colegio en caballo y casi no utilizar zapatos”. “Marcó mucho mi vida y mi manera de ser. A los 8 años volvimos a Italia y no lograba entender el comportamiento de mis compañeros. No me gustaba llevar uniforme, me subía a los árboles siempre que podía... Esas cosas llamaban la atención”, recuerda con cariño.

Siempre tuvo claro que las muñecas no estaban hechas para ella y “quería que me regalaran tractores o coches”. Fue a los 17 años, mientras vivía en Tenerife, donde pasó toda su adolescencia, que vio su primer coche de carreras y se enamoró perdidamente. “Un coche amarillo chillón con pegatinas pasó por delante de casa y mi cabeza cortocircuitó. El olor a gasolina, el ruido intenso... me volvió loca. Me tiré una semana saliendo a la misma hora para ver si volvía a pasar. Al final, conseguí dar con el dueño. Se llamaba Dani, él tenía un taller y fue la persona que me introdujo a este mundo. Durante mis inicios, fue mi principal apoyo”, transmite.

Christine dio sus primeros pasos en el mundo del motor en secreto. “Para argumentar mis ausencias en casa le dije a mi madre que me había apuntado a jugar a vóley y esa mentira duró muchos meses. Tenía miedo de contarle la verdad porque no quería que se sintiera mal, pero yo llegaba muy sucia del taller y era insostenible”, apunta.

Desde el preciso momento en el que entendió su pasión, le italoespañola no ha dejado de luchar por sus sueños. Ella es “de hacer las cosas y luego pensar” y eso le ha impulsado a embarcarse en una nueva aventura como comentarista de Fórmula 1 en DAZN. “Es un reto bastante grande para el que estoy estudiando mucho. Creo que al ser piloto aporto cosas diferentes. Entiendo muy bien la dinámica de la competición y me siento parte de los equipos. Empatizo mucho con lo que sienten en cada momento”, asegura. Sin embargo, durante los Grandes Premios no solo se trabaja, sino que también hay tiempo para la diversión. “A los pilotos nos gusta mucho jugar a pádel y aprovechamos los ratos libres. En Japón jugué con Fernando Alonso y Lance Stroll”, comparte divertida. Christine es una mujer única que ha demostrado conseguir todo aquello que se propone. Piensa constantemente en cómo superarse a sí misma sin darse cuenta de que ella es el éxito.

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