XAVI CUMPLIRá SU CONTRATO CON EL BARCELONA HASTA 2025

Xavi Hernández continuará en el Barcelona. Así se lo confirmaron a EL PAÍS fuentes del club y del entorno del técnico. Un cambio de guion abrupto en el futuro del banquillo azulgrana, después de que el pasado 27 de enero, tras la derrota del Barça ante el Villarreal por 3-5 en Montjuïc, el entrenador anunciara que dejaría el club a final de temporada. “Ser entrenador del Barcelona es cruel, sientes que te faltan al respeto”, explicó, en su momento, Xavi. Ocurrió que el equipo se revitalizó, hasta el punto de que había acumulado 10 victorias en 13 partidos. Pero aparecieron el PSG (1-4) y el Real Madrid (3-2) y borraron al Barcelona de la Champions League y de la Liga. No borraron, en cualquier caso, la idea que el técnico masticaba en su cabeza desde hace semanas: cumplir su contrato hasta 2025. Y casi tres meses después cambió de opinión.

“No es una idea que ha tomado de un día para otro. Lo ha ido madurando poco a poco”, aseguran fuentes del cuerpo técnico. Después de tocar fondo deportivamente, pero sobre todo anímicamente, Xavi se encontró con una doble sorpresa. La primera en el vestuario, los tipos más críticos con su gestión se mostraron cercanos y hasta alguno le llegó a pedir que revirtiera su decisión. “¿Qué podemos hacer nosotros para que te quedes?”, le cuestionó uno de los veteranos de la plantilla. La segunda llegó de parte de la dirección deportiva. Aunque es consciente de que el presidente Joan Laporta tiene a su lado a algunos asesores que deseaban que se marchara, Xavi se sintió protegido, o al menos no cuestionado, por el núcleo duro de la dirección deportiva. Es decir, según fuentes del entorno del preparador, tanto Deco (director deportivo) como Rafa Yuste (vicepresidente deportivo) y, por supuesto, Laporta estaban satisfechos con el trabajo del técnico azulgrana.

Xavi agradeció las muestras de cariño. Y pasó de argumentar que “en el Barça no se disfruta” a asegurar que “a día de hoy” nada había cambiado en su decisión. “A día de hoy”, insistía. Fue después de caer ante el Madrid cuando Xavi abrió la puerta pública a su continuidad: “No es momento para hablar de mi continuidad”. En la dirección deportiva, rápidamente, recogieron el guante. “Está dando mensajes de que se quiere quedar. Solo basta analizar sus ruedas de prensa”, explicaba un miembro de la secretaría técnica. Sin embargo, como en la dirección deportiva todavía no tenían claro que Xavi estuviera dispuesto a dar marcha atrás, en los despachos seguían trabajando en la planificación de la próxima temporada. “No vamos a aceptar ninguna condición para que se quede”, remarcaban, al mismo tiempo que entendían que Rafa Márquez, entrenador del filial, estaba preparado para dar el salto.

La semana pasada los responsables del área deportiva le pidieron una reunión: buena noticia para el técnico. Los líderes del proyecto estaban abiertos a conversar con él, independientemente de los resultados en la Champions y en la Liga. Así ocurrió. El miércoles, Deco se reunió con Xavi y su hermano Óscar (segundo entrenador). Finalizada la primera aproximación, los tres se marcharon a la casa de Laporta para terminar de cerrar la continuidad del cuerpo técnico. A la mesa se sumaron Rafa Yuste y Alejandro Echeverría, hombre de confianza del presidente.

En ambas reuniones se habló acerca de la planificación de la próxima temporada. Mientras en el área deportiva mostraban su preocupación por el rendimiento físico del equipo –varios jugadores se habían quejado–, en el staff técnico aseguraban que necesitaban una plantilla más fuerte y profunda para poder competir frente al Madrid y, sobre todo, en Europa.

En el club, en cualquier caso, había una preocupación mayor. Sin dinero no había un entrenador en el mercado que garantizara mejores resultados que Xavi, ni por supuesto, un mejor paraguas para la junta directiva. En el caso del técnico, su staff veía con buenos ojos prolongar el vínculo con el club. Su mujer, en cambio, vivió un proceso parecido al de Xavi. Y pasó de pedirle “dos años sabáticos” a aconsejarle que hiciera “lo que sintiera”.

Xavi, entonces, respiró. Se siente protegido por el club y por el vestuario. Una situación que no había experimentado desde que había regresado al Camp Nou en noviembre de 2021, para reemplazar al despedido, y también mito del barcelonismo, Koeman. El final de Xavi, por ahora, es feliz. O al menos no es triste.

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