IBRAHIMOVIC, SOBRE SU MUJER: “LA GENTE PUEDE PENSAR QUE TENEMOS UNA VIDA LUJOSA, PERO ELLA LAVA Y COCINA”
Ni Zlatan ha rehusado jamás la polémica, ni la polémica ha querido abandonar a Zlatan. Desde que su carrera escribiera en rojo y negro su punto y final, algo que se antojaba imposible por aquellos que creían al delantero sueco un futbolista perenne, su vida ha dado un giro de 179º; el uno por ciento restante, el club de su corazón: el AC Milan, al que sigue vinculado, en palabras del conjunto italiano, como “socio operativo” que colabora “con el equipo de inversión global de la compañía”. En otras palabras, asesor principal de los propietarios.
Sobre esta nueva etapa en los despachos y alejado de los terrenos de juego se ha pronunciado en el podcast sueco ABTalks, de Anas Bukhash, confesando que no dudó en aceptar la oferta —”sigo siendo el mejor, podría haber continuado, pero decidí parar”, aclara, por si las moscas— y que, en parte, lo hizo para poder dedicar a su familia el tiempo que quiere y necesita: “Quería poder hacer cosas con mis hijos, si hubiera seguido no habría podido hacer”.
“La única ayuda que tenemos es una limpiadora”
“Lo acepté, llegué a un punto en el que dije: ‘está bien, déjalo ir y empieza un nuevo capítulo en tu vida’”, expresa, empujado, además, por los consejos de su pareja, la modelo sueca Helena Seger: “Mi mujer siempre me dice ‘recuerda quién te cuidó antes de que te ocuparas de la familia’. Ella dejó su carrera por mí. Él me acompañó en todo lo que hice, me dio todo y lo dejó todo por mí”.
Según piensa, en una relación debe reinar un equilibrio. “Ella asume más responsabilidad en algunas cosas, y en otros asumo más responsabilidad”, reconoce, aclarando después, no exento de polémica, que, en realidad, no son una familia a la que se le caigan los anillos por hacer tareas básicas: “La gente puede pensar que somos una familia que vive una vida lujosa, pero ella lava y cocina. La única ayuda que tenemos es una limpiadora”.
También en la crianza de sus hijos, Maximilian (2006) y Vincent (2008), han sabido, dice, hacer humilde lo que otros famosos enredarían entre lujos: “Llevo a los niños a la escuela, los recojo del entrenamiento, como en una familia normal. Así elegimos. En toda la escuela sólo mis hijos iban en bicicleta. Las otras familias tenían niñeras que acompañaban y recogían a los niños, o un conductor. Eso no es lo que somos”.
Lo cierto es que el exfutbolista mantiene su faceta privada bajo un prudente silencio, consciente de una posición mediática desde la que a veces incursiona para dar algunas pinceladas de su lado más íntimo. Como cuando confesó que conoció a Seger en 2001 tras una pelea originada porque él aparcó mal su Ferrari y no dejaba salir el Mercedes de ella.
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