Apartando las dos ocasiones en las que Girona y FC Barcelona se enfrentaron por dos compromisos de la Copa Catalunya en 2014 y 2019, ‘gironins’ y culers se han cruzado los caminos en un total de ocho ocasiones, uno de Copa y siete de Liga.
El 9-0 de los azulgrana en la cita copera de 1949 se vivió en un contexto muy distinto al actual, pues hasta 60 años más tarde la entidad ‘blanc-i-vermella’ no supo consolidarse en Segunda División para, después, progresar deportivamente hasta topar con el momento actual.
Los gerundenses pasaron cerca de 50 años sin pisar el fútbol profesional, recogiendo un período de la historia en el que la marca Barça fue referencia en territorio vecino por todos los éxitos que el club de la ciudad condal consagró. La primera visita -en términos de fútbol profesional- del FC Barcelona, al igual que la del Real Madrid, siempre se acogió con una especial y única repercusión en Montilivi, feudo que nunca había experimentado un choque de tales características.
Fue en 2017 cuando una nueva historia empezó a escribirse, empezando por el propio club ‘gironí’. Desde los cimientos del estadio catalán apareció una campaña previa al partido que trajo consigo mucho significado. Bajo el lema de ‘El partido soñado’, el Girona publicó un vídeo en la que un joven, abrazado por las paredes de su habitación con bufandas de ambos clubes, se disponía a abrir el cajón y elegir la elástica gerundense, sustutuyéndola por la azulgrana. El mensaje estaba más que claro, con la llegada de la ciudad al fútbol profesional cambiarían mucho las tendencias.
Y así sucedió, no sólo en el sentimiento de pertenencia al club de la provincia, sino a nivel de resultados. El contexto actual, ya desde hace años, respira una situación totalmente distinta. Ya no parece haber debate sobre un sentimiento generacional que se entendía por el contexto de ambos equipos, ahora, con orgullo, la ciudad vive y luce sus mejores años en cuanto a pasión por el Girona.
Se ve claramente en las nuevas generaciones y en las camisetas que inundan las escuelas. Lo que empezó como ‘Orgull Gironí’ se ha trasladado a todos los niveles, edades y estructuras. Las opciones de ver atributos azulgranas en la ciudad se ha reducido hasta topar con números que, por sentido común, siempre acompañarán a la historia del Barça. Por contra, parece sumamente difícil no cruzarse con varios habitantes que luzcan los colores ‘blanc-i-vermells’.
El contexto ha llevado a los gerundenses, al menos durante esta temporada, a querer estar a la altura de todo un Barça acostumbrado a estar en lo más alto del torneo regular. Es por eso que Montilivi vivirá una de las citas más esperadas del año, sin la necesidad de que ningún aficionado local tenga que dudar al abrir el armario, fruto de tantos años en los que el club no pudo pisar el fútbol profesional, cediendo todo el escaparate a un Barça que volverá a reencontrarse con un equipo que ha llegado a lo más alto para quedarse, con un proyecto ambicioso que ya parece asentarse.