UN HARDEN VINTAGE ENFRíA A IRVING Y DONCIC EMPATANDO LA SERIE EN UN DUELO APOTEóSICO

La sangre fría y el inexpresivo morbo estoico de James Harden, el que para el tiempo y lo reanuda el tiempo con su mortífero cambio de ritmo, el que hipnotiza con sus crossover, sofocó la ignición de unos Dallas Mavericks revolucionados a partir del caos que desencadenó Kyrie Irving. La Barba desarticuló a bombas la remontada de unos Mavs que se levantaron de una desventaja que llegó a ser de 31 puntos, disparándose el base a 33 tantos y 14 en el último cuarto para contrarrestar a los 40 de un desmelenado Irving y darle el triunfo a los Clippers (111-116). Se intensifica la emoción de una serie con el 2-2 antes de que vuelva a Los Ángeles en la madrugada del miércoles al jueves.

Luka Doncic, pese a que algo cohibido por la pegajosa defensa de Terance Mann acumulación de faltas -acabó con 5-, firmó un estéril triple-doble de 29 puntos, 10 rebotes y 10 asistencias mientras que Paul George complementó a Harden con 33 tantos, 26 de ellos en la primera mitad.

De la misma manera que el esloveno se acabó librando del frondoso entramado defensivo de los Clippers, George terminó emergiendo sacudiéndose la presión que Dallas puso encima de él en la segunda mitad con un certero y salvador triple que devolvió la ventaja al conjunto angelino a falta de 2:15 (104-105).

Sin embargo, el duelo entre Irving y Harden tomó el control en la trepidante eliminatoria entre el equipo de California y el de Texas obsequió a los fans con esa especie de asunto personal entre las dos estrellas que se odiaban en Brooklyn.

La Barba, tan lunático en los playoffs -capaz de apagarse o de entrar en erupción como anoche, se ocupó personalmente del asunto en la frenética sucesión de acontecimientos del choque desatada a partir de la fascinante locura de Kyrie Irving, que prendió la mecha en el segundo cuarto con el para preparar el terreno de una remontada fallida con el 49-66 del descanso cuando los Clippers reinaban 24-55 a mediados de ese segundo parcial.

La espiral de emociones se llevó por delante por momentos los argumentos tácticos, esos a través de los que el equipo de Tyronn Lue atrapó al de Jason Kidd. Terance Mann desesperó a Luka Doncic metiéndole en problemas de faltas pronto, como una garrapata el alero que se pegó al esloveno y se deslizaba con astucia por las pantallas mientras los Clippers poblaban la pintura. En el otro lado de la cancha, Paul George volaba saliendo de bloqueos indirectos y, cualquiera que fuera la dificultad de los tiros, tanto él como Harden lo mandaban todo para adentro sumando ante la ausencia de Kawhi Leonard.

A todo ello, se añadía que Harden jugaba con la paciencia de Doncic buscando constantemente el emparejamiento.

Hasta que irrumpió Irving, tan capaz de poner todo patas arriba en franquicias como Celtics y Nets con sus espantadas e inesperadas decisiones repentinas como de hacerlo vertiendo su fascinante talento e infinita imaginación en el parqué como si se pusiera a pintar en un lienzo.

El ’11’ tomó el mando y su infalible inspiración fue un alivio para un Doncic que se pudo tomar un respiro ante el agobio de las faltas y el enjambre de jugadores de los Clippers con el que se encontraba cada vez que encaraba el aro. Los 16 puntos de Irving señalaron la ruta de unos Mavericks cuya hinchada empezó a enloquecer ante el repentino show que montó el ex de Cavaliers, Celtics y Nets.

A todo ello, P.J. Washington se presentó como una solución primero para ralentizar a Harden y luego a George, sobre el que los Mavericks estrecharon su vigilancia en la segunda parte enviándole también defensas dobles. Los de Kidd lograron reactivar a Doncic con bloqueos directos más altos y los secundarios se apuntaban a la fiesta inaugurada por Irving, con 10 tantos para el propio Washington, 14 para Derrick Jones Jr. y 8 para Dereck Lively Jr.

Dallas lo dejó en solo una desventaja de 78-82 al final del tercer cuarto, pero la resiliencia y los ajustes de los Clippers pudieron revertir la dinámica en el último parcial. El decidir cambiar en los bloqueos con el grande con Doncic con Plumlee quedándose con el esloveno interrumpió algo el flow de la alegre ofensiva de Dallas, mientras que el conjunto angelino halló el modo de sacar tajada de la extrema vigilancia sobre George orientando sus ataques desde el lado de PG para finalizar en el opuesto con cortes por línea de fondo.

Los secundarios acabaron tomando la palabra alrededor del discurso de Harden con 13 tantos para Ivica Zubac, 11 para Terance Mann y 11 para Norman Powell y la Barba tuvo la palabra final jugando con el miedo de un Doncic con cinco faltas al que los Clippers emparejaban con el MVP de 2018.

En su contraste de maneras de expresar baloncesto y emociones, el poso impertérrito de James Harden acabó neutralizando la locura desbocada de Kyrie Irving. Dos bases fascinantemente imprevisibles y una trepidante serie con un intrigante y apasionante final incierto.

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